11/4/10

El Origen del Oso Polar


Un raro fósil de oso polar descubierto en Noruega en 2004 se ha convertido en un tesoro de información esencial sobre la edad y los orígenes evolutivos de la especie, hoy muy amenazada por el calentamiento global.


Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, la Universidad de Buffalo, la de Oslo, y otras instituciones, está colocando en su lugar las piezas clave del rompecabezas de la historia evolutiva de los osos polares y los osos pardos, incluyendo su respuesta ante los cambios climáticos del pasado.

Los resultados de este estudio confirman que el oso polar es una especie evolutivamente joven que se separó de los osos pardos hace unos 150.000 años y evolucionó muy rápidamente durante el Pleistoceno tardío, adaptándose probablemente a la apertura de nuevos hábitats y fuentes de alimento en respuesta a cambios climáticos justo antes del último período interglacial.



Muy pocos fósiles de osos polares han sido hallados, lo que ha conducido a una amplia variedad de estimaciones sobre cuándo y cómo exactamente evolucionaron. El hecho de que estos osos vivan en el hielo, hace que a menudo sus cadáveres caigan al fondo del océano. Sus cuerpos no se depositan en los sedimentos como sí sucede con los de otros mamíferos. Sin embargo, en 2004, un geólogo islandés encontró en el archipiélago noruego de Svalbard un fósil raro y bien conservado, de 110.000 a 130.000 años de edad, consistente en una mandíbula y un diente.

El fósil ha sido desde entonces objeto de una larga serie de análisis, que ha culminado en la secuenciación de su genoma mitocondrial completo.

Aunque los antiguos osos polares sobrevivieron a una época calurosa en el pasado, los actuales pueden tener una menor capacidad de adaptación, debido a que están muy especializados, y bien adaptados morfológica, fisiológica y conductualmente a vivir en el borde del hielo ártico, subsistiendo de unas pocas especies de focas.

Charlotte Lindqvist (Universidad de Buffalo), Stephan C. Schuster (Universidad Estatal de Pensilvania) y Oystein Wiig (Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo) han intervenido en el estudio.

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